Galo Ibarra Palacios (12 de diciembre de 1970, Ciudad de México) hombredelodo inicia sus actividades artísticas y culturales en 1993 con el Colectivo Urbanidarte en Cuernavaca, Morelos; durante esta etapa colabora en la realización de diversas acciones: desde la música, la formación artística de niños y jóvenes en situación de calle hasta la edición y presentación de la revista Mixtlik. Posteriormente, incursiona en el teatro y la pintura mural y la cartonería. En la fotografía, comienza su formación en el Politécnico de Colombia y la Academia Video School en California. Su obra ha sido reconocida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Secretaría de Cultura del Estado de Morelos y el Instituto de Cultura del H. Ayuntamiento de la Ciudad de Cuernavaca. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas en el Auditorio Teopanzolco, Centro Cultural Jardín Borda, Centro Comunitario Los Chocolates, Cine Morelos, Congreso del Estado de Morelos, Museo de la Ciudad, Museo Morelense de Arte Contemporáneo, Restaurante Flores y Sabores, Medellín, Colombia, La revolución del amor en el marco de la Fiesta del Libro y la Cultura 2021 de Medellín, Colombia, exposición colectiva Hecho en México en el Palacio del arte y la moda, antiguo Palacio Nacional de la ciudad de Medellín, Colombia; entre otros espacios. Sus creaciones han sido publicadas en catálogos fotográficos, junto con renombrados artistas de la lente; destacan: Territorios de paz (2015), Identidades: Caro La Cartonera (2017), Boceto para un protocolo (2017), Cuauhnáhuac: Miradas en el tiempo espacio (2018), Senderos pedagógicos de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales del Tecnológico de Antioquia, Institución Universitaria (2021 y 2022), Memorias forenses de la Facultad de Derecho y Ciencias Forenses del Tecnológico de Antioquia, Institución Universitaria (2022); además de sitios web tales como AnimaNaturalis Internacional. Adicionalmente, hombredelodo se dedica a la gestión comunitaria para hacer visible la problemática a la que se enfrentan cotidianamente los grupos más olvidados de la sociedad; en su obra es posible apreciar el aislamiento, y en ocasiones el menosprecio, al que son sometidos estas poblaciones vulnerables.
